
Imagen
extraída del cartel de la Exposición Temporal:
"Faraón.
El culto al sol en el Antiguo Egipto".
Museo
Nacional de Antropología de México. Abril-Junio 2.005.
n
el pasado mes de abril se inauguró una magna exposición de arte egipcio en
el Museo Nacional de Antropología de México; se vivió gran entusiasmo a
varios niveles y fui testigo de ello. La convocatoria popular que tuvo la
muestra fue impresionante al extremo que en los domingos de la temporada de la
exposición (abril-mediados de julio) se reunían en el Museo algunos miles de
personas para entrar. Las filas eran interminables: estudiantes de secundaria,
familias, turistas, académicos...... todos con el único objetivo de ver un
grupo de piezas de valor incalculable. El medio intelectual también se sintió
muy atraído por Faraón, el culto al sol en el antiguo Egipto, así
fue como se le denominó a la muestra. Pocas personas saben que en México hay
una Asociación Mexicana de Egiptología, aún entre los investigadores de
historia antigua de nuestro país se ignora su existencia. Por lo que pude
darme cuenta, dicha sociedad científica apoyó mucho la organización, entre
las cosas que hicieron ha de mencionarse un ciclo de conferencias sobre el
antiguo Egipto.
Por desgracia no se difunde a nivel nacional el trabajo de éstas personas. La
algarabía por la presencia egipcia en México llegó a tal grado que el mismísimo
presidente de la república dio un erudito y brillante discurso de inauguración,
uno de esos que él acostumbra dar dentro y fuera de nuestras
fronteras.
La
muestra que se pudo apreciar en el Museo constaba de 151 piezas, (algunas de
ellas muy raras): esculturas, sarcófagos, estatuillas, papiros y joyería.
Todo ello se trajo a México como retribución del préstamo que se hizo, en
el verano de 2003, de piezas aztecas a Alemania. Las instituciones que
aportaron objetos de sus extensas colecciones fueron el Ägyptisches Museum
und Papyrussammlung Staatliche Museum zu Berlin y el Staatliche Museum Ägyptischer
Kunst München-Freistaat Bayern, ambas tienen una notable tradición egiptológica.
La exposición, además de permitirme acceder a un nivel de conocimiento muy
diferente al que estoy acostumbrado, (no es lo mismo leer que ver directamente
lo estudiado), me enseñó un capítulo completamente desconocido de la
historia de México. Curiosamente, México estuvo a punto de hacerse de una
colección de piezas egipcias en el año de 1867. El emperador Maximiliano tenía
un grupo de objetos egipcios, reunidos por él, estaban almacenados en
Miramar, cerca de Trieste. Unos meses antes de ser ejecutado mandó traerlos y
cuando estaban en el puerto de Veracruz, el emperador ya estaba muerto.
Desgraciadamente los ideales del presidente Juárez no podían esperar un
minuto, siendo esta una de las acciones típicas del gobierno liberal. Un
tesoro de esta magnitud no hubiera estorbado en absoluto el proyecto de nación
del Benemérito, no obstante, el camino a la democracia y la libertad es
sinuoso, como lo fue el regreso de las piezas a Europa. Actualmente se han
integrado a las muchas colecciones del Museo Histórico de Viena.
No
quisiera dejar de señalar un aspecto reprobable que se dio en la exposición.
Es increíble que las autoridades del Museo de Antropología no se percaten de
la trascendencia que tiene para América Latina una muestra de estas características;
es imposible que no se den cuenta que algo así difícilmente se repetirá en
un lapso corto de tiempo y que sus beneficios culturales y educativos son
incalculables. Es comprensible que se prohíba tomar fotografías de las
piezas, podría entender también que se restrinja el uso de cámaras de video
por motivos de seguridad, pero ¡impedir tomar apuntes! En verdad es ridículo,
una restricción emanada de la mentalidad de tercer mundo. Desgraciadamente el
público en general perdió mucho por ello. En lo particular asistí a la
exposición no sólo por mi propio interés, sino para compartir con mis
alumnos todo lo visto. Es muy complicado que estudiantes de Chihuahua, ubicada
a 1.200 Kms. al norte del Distrito Federal, viajen al Museo de Antropología.
Por ello, si hubiera generado apuntes de la exposición seguramente el
aprovechamiento de mis grupos sería mejor. Es importante señalar que las
asignaturas que imparto no tratan el tema de Egipto como mera cultura general,
sino como objetivos del programa (Historia de la Filosofía Antigua e
Historia de la Medicina), por tal motivo muchos fueron los
afectados indirectamente; no hubo poder humano que hiciera que las personas
del Museo entendieran que la exposición era de valor excepcional para mi
labor docente, no hubo acreditación alguna que funcionara. Es triste que en
nuestro país no se nos otorguen facilidades a profesores que intentamos ir más
allá de los libros. No es la primera exposición egipcia a la que asisto: he
visitado la colección egipcia del Museo Arqueológico de Atenas (2.000),
el templo egipcio de Debod y el Museo Arqueológico (2.001), ambos en Madrid,
y ni siquiera tuve necesidad de acreditarme como investigador dado que se me
brindaron todas las facilidades para tomar apuntes y, en España, pude tomar
video sin que nadie me molestara. Si a las personas que nos dedicamos a la
historia antigua se nos ponen miles de trabas, ¿qué se puede esperar para un
estudiante de secundaria? Ambos casos indican el poco interés que existe por
fortalecer la educación del pueblo, en los dos se afecta significativamente
el acervo cultural de los mexicanos. Por fortuna el Museo de Antropología
puso a la venta un fantástico libro
con excelentes comentarios y fotografías de las piezas, no obstante, hay
inscripciones que no se distinguen con claridad.
El
presente artículo, además de pretender brindar información sobre Faraón,
el culto al sol en el antiguo Egipto, busca también hablar de algunos
conceptos filosóficos que fueron traducidos a formas materiales en el antiguo
Egipto. De hecho, afirmo categóricamente que la plástica era un medio más
para filosofar empleado por los antiguos hijos del País de la Tierra Negra,
sin quitarle el valor religioso o político que varios objetos tenían. Este
no es el espacio para legitimar la existencia de la filosofía egipcia, el
lector puede estar o no de acuerdo con esta concepción del pensamiento
arcaico, partiré de la idea que sí se desarrolló y que tiene el mismo
rango, más lo las mismas características y métodos de los esfuerzos
intelectuales de los griegos.
Como ya se comentó, uno de los caminos para reflexionar que era utilizado por
los egipcios era el cultivo de las artes plásticas, obteniendo como resultado
objetos en los que se plasmaban sus inquietudes intelectuales. A continuación
me daré a la tarea de hablar de algunos aspectos que componen el pensamiento
filosófico de los egipcios, contrastando las ideas con su respectiva
materialización en piezas traídas a México.
أ.
LA UNIDAD DENTRO DE
LA RELIGIOSIDAD.
No
siempre la interpretación más sencilla de las cosas es la más correcta, en
el caso del pensamiento egipcio podemos echar por tierra este principio
“económico” del conocer, la concepción de la divinidad que los antiguos
tenían es un ejemplo perfecto para ello. Una mirada poco atenta a la
iconografía religiosa y mitos egipcios podría hacernos creer que en realidad
tenían una multitud de divinidades a quien adorar, y que, en esa estructura
compleja, se desvanecía la esencia de lo sagrado. Una revisión más
cuidadosa de sus tradiciones nos indicará lo contrario, Elisa Castel señala
un aspecto interesante de la concepción egipcia de lo sagrado: “Las
deidades protectoras del edificio [Casa de la Vida] eran entidades divinas del
círculo heliopolitano. Por otro lado, el recinto (al menos en Abidos) parece
estar encomendado a Osiris, símbolo de resurrección y patrono del Más Allá
y los ángulos del mismo estaban encomendados a dioses cercanos al mito
osiriaco: Isis, Neftis, Horus y Thot. Realmente, la Casa de la Vida no podía
estar guardada por fuerzas mejores y más efectivas.
Como
es habitual en la cultura egipcia, las preguntas se suceden sin cesar. ¿Por
qué encomendar el recinto a dioses de teologías distintas, deidades
aparentemente tan dispares? El dios Ra tenía muchas formas para presentarse,
y en este punto es inevitable recordar la sugestiva teoría de Hornung, en la
que afirma que Osiris era la cuarta forma de Ra. De este modo, se unificaban
dos teorías mitológicas distintas y el resultado no era para nada un
contrasentido.”
En
este aspecto, es importante recalcar que la religión egipcia, además de
constituirse como una estructura sólida que daba sentido a la vida colectiva
de todo un pueblo, también se le podría entender como un sistema modélico
que guiaba la interpretación del mundo llevada a cabo en aquellos lejanos
tiempos. Estamos en condiciones de señalar que de la mística egipcia se
desprendía una especie de filosofía de la naturaleza, a la que le era
posible comprender, sin gran esfuerzo, que los climas, las plantas y los
animales podían manifestarse en apariencia de diversas maneras, permaneciendo
su esencia inmutable. ¿Qué decir de las inundaciones periódicas que
experimentaba el País de la Tierra Negra, el cambio de color en el plumaje de
halcones, de hojas de sus plantas o de la piel de sus serpientes? La Unidad,
concepción filosófica que fue estudiada una y otra vez por los griegos,
entendía que la multiplicidad superficial del cosmos era sólo una
“cubierta” del Ser. Así, la esencia de lo divino era representada con
diversidad de facetas que, para la vista profana, eran independientes una de
otra. El arte no se mantuvo al margen de tales concepciones filosóficas de
las cosas. Algunos casos que podemos citar son los siguientes: una pieza rarísima,
única en su especie, que consiste en un gran escarabajo, dotado de ocho
brazos y cabeza humanos.
En él se entremezclan caracteres humanos y divinos (el escarabajo que es una
de las tantas manifestaciones del dios Ra), con el objeto de simbolizar el
renacimiento del difunto en el Más Allá. Otro caso significativo es una
estatuilla de cocodrilo,
en ella que convergen un par de aspectos contradictorios, por un lado,
representa a los enemigos del dios-sol: la noche y la maldad; por otro, y quizá
esto sea muy complejo de entender para la mentalidad occidental, hace
referencia al mismo Ra, en una de sus tantas facetas. Es bien sabido que el
cocodrilo era uno de los animales más temidos dentro del entorno silvestre
egipcio, ese gran poder y energía eran interpretados como manifestaciones de
lo sagrado. Heródoto nos ilustra sobre la opinión que los antiguos tenían
acerca de estos reptiles: “...para algunos egipcios los cocodrilos son
sagrados, pero no para todos, que los tratan como a enemigos. Los habitantes
de las regiones de Tebas y el lago Meris los consideran especialmente
sagrados.”
Un
tercer ejemplo es una estatuilla del genio Bes,
compuesta por multitud de símbolos. Antes de describirlos quisiera hablar un
poco de él, este personaje es una especie de genio que cumple con diversas
funciones: se desempeña como acompañante y protector del sol, él es quien
aniquila a sus enemigos nocturnos, por ejemplo serpientes; es un ente
vinculado con los niños, les enseña a hablar, ahuyenta demonios que producen
sus pesadillas, protege a la familia en general y cuida de los neonatos. Es
una entidad natural, se le relacionaba con el vino y la cerveza;
es posible que en ella se hayan inspirado los griegos para concebir a los sátiros,
silenos y para diseñar el ambiente en que éstos vivían. La figura de Bes
que nos ocupa es una representación “panteísta” en donde se le exhibe
con alas, enmarcan su rostro caras de león, tiene sobre su testa cuernos
horizontales de carnero y una corona de plumas en cuya parte superior se
encuentra el disco solar. ¡Curiosamente puede tener paralelismos con el Fanes
órfico! “...se trata de la compleja idea de aquello que los antiguos
egipcios entendían por lo divino y que se manifiesta en un número
indeterminado de acepciones que se traducen en todo tipo de nombres o imágenes.”
ب.
LOS ANIMALES Y EL
PENSAMIENTO EGIPCIO.
Las
investigaciones zoológicas de los egipcios tuvieron como resultado la
aplicación de lo aprendido en varios terrenos: en la medicina, para elaborar
remedios a base de ciertos productos de origen animal (grasas, huesos, orina,
piel....), en el campo moral los antiguos tomaban ciertos patrones de conducta
animal como enseñanzas que los dioses les enviaban y que permitían que el
hombre se adaptase a la armonía universal. En el terreno espiritual, la
contemplación del medio silvestre en general conducía a alcanzar niveles de
consciencia más elevados. Así como podemos entender que el trabajo de los
antiguos implicaba mucho más que la simple “idolatría” como en ocasiones
se afirma. Ciertamente, no se redactó tratado alguno sobre materia zoológica,
empero, podríamos preguntarnos si ese era el soporte idóneo para transmitir
el conocimiento en aquellas latitudes. No obstante, y esta es una evidencia
clara del estudio del medio silvestre, se generaron mitos y objetos de arte
que muestran que sus autores tenían un conocimiento profundo de la
naturaleza. El ambiente que se describe en los mitos: lugares, relación entre
dioses que representan energías cósmicas, zoomorfización de inmortales no
por el capricho o el azar, sino como una forma de dar respuesta al
interrogante que se cuestiona por la esencia de lo sagrado. La visión
religiosa de la naturaleza articulaba sus estudios, sin quitar por ello
importancia a los conocimientos adquiridos. La manera en que se concebía el
entorno más que ingenuo, supersticioso o panteísta, hemos de definirlo como
espiritual, es decir, el funcionamiento del entorno y sus habitantes no se
reduce a meros procesos físicos, los animales no son simples instrumentos que
benefician al hombre. Existe un componente divino que permite la conservación
y desarrollo de los entes, hay un proyecto universal al que están sujetos
desde los diminutos escarabajos peloteros, los peces, los esclavos, los
sacerdotes, el faraón y hasta los mismos dioses. La contemplación de la
naturaleza es el camino perfecto para tener noticia de tal plan. Acerca de la
visión espiritual que los egipcios tenían de los animales Heródoto nos
comenta: “.....Egipto no abunda mucho en animales, sin embargo todos los que
hay los consideran sagrados, tanto los domésticos como los que ya no lo son.
Ahora bien, si yo explicara el motivo por el que se les conceptúa con carácter
sagrado, acabaría hablando de cuestiones divinas....”
Aparentemente
existía una contradicción en la “pedagogía” que la naturaleza le ofrecía
al hombre, por un lado, algunas conductas animales eran tomadas alegóricamente,
para ser interpretadas y extraer de ellas la revelación divina. Tal es el
caso de las ranas, las serpientes y los escarabajos que nacían por
“generación espontánea”; según los egipcios estos animalitos emanaban
de la tierra sin necesidad de progenitores. Representaban las fuerzas brutas
de la creación. Por tal motivo se instituyó, como parte de la teología
hermopolitana, un grupo de ocho divinidades vinculadas con la creación, cuya
imagen consistía en un cuerpo humano coronado con cabeza de serpiente, para
los dioses, mientras que las diosas tenían cabeza de rana. Eran ordenados por
parejas, cada una encargada de cierto aspecto del universo: Nun y Nuanet (agua
primitiva), Heh y Hehet (espacio infinito indeterminado), Kek y Keket
(tinieblas), y Nia y Niat (vida).
Por otro lado, había conductas animales que debían ser tomadas al pie de la
letra como parte de la enseñanza de la divinidad que se manifestaba en cierta
bestia. Así podemos notarlo en el proceso higiénico que sigue el ibis para
limpiar su sistema digestivo, el ave introduce su pico por el recto con el fin
de retirar obstrucciones de este conducto, por tal razón, los médicos
egipcios imitaron el pico con una cánula y se dieron cuenta que esto era un
buen recurso terapéutico. Es prudente comentar que en muchas ocasiones se
tomaba el comportamiento animal como alegoría y mensaje literal simultáneamente,
por desgracia, nuestra mentalidad occidental nos impide llegar a tales niveles
de abstracción.
Algunas
piezas de la exposición que son evidencia de la reflexión egipcia sobre la
naturaleza son: un escarabeo
que cumplía funciones ornamentales, dentro de la mística funeraria, pero,
también fungía como amuleto para el difunto. Se compone por la figura
ovalada de escarabajo y está acompañada por un par de alas multicolores de
halcón. En realidad representa el renacimiento del difunto en el Más Allá,
recordemos que se creía que el escarabajo pelotero surgía espontáneamente
de esferitas de estiércol, por ello, era considerado sagrado y manifestación,
irrefutable, del dios Ra. Las alas hacen referencia al contexto eterno del
Mundo de los Muertos.
Otro ejemplo es la Estatuilla de dios-cocodrilo con cabeza de halcón,
es una pieza especialmente significativa, dado que hace referencia al doble
recorrido que hace el sol por el cielo: durante el día, por el Mundo de los
Vivos, en forma de halcón e identificado con Horus; por la noche, en el Más
Allá identificado con el reptil,
manifestación del dios Sobek. Se hace referencia a la supuesta diversidad de
la naturaleza que, a fin de cuentas, se traduce en la más perfecta unidad. La
estatuilla proviene de un templo ubicado en Kom Ombo, en donde se veneraba a
ambas facetas solares de forma independiente. Dentro de la Hélade, entre los
pitagóricos, se desarrolló un concepto un tanto similar al expresado por la
figura. Se decía que cada planeta del universo debía tener otro, ubicado al
extremo contrario de este, para equilibrar su presencia y mantener la armonía
cósmica.
Otro ejemplar que ilustra las concepciones egipcias es una bella estatuilla de
bronce que muestra a un icneumón con disco solar sobre su cabeza.
El icneumón, al igual que otros seres, como el león, el babuino, el chacal o
el genio Bes del que ya hablamos, eran considerados protectores del sol,
encargados de aniquilar a sus enemigos nocturnos. A este pequeño animalito se
le encomendaba acabar con Apofis, la serpiente gigante que se interponía en
el recorrido de Ra por el cielo del Más Allá. La figura en cuestión es
especialmente importante, dado que muestra al roedor, parado verticalmente,
apoyado sobre sus patas traseras y manteniendo las delanteras en un acto que
es muy similar al de la adoración u oración. Es posible que en algunos
lugares del Egipto primitivo se haya tomado este gesto como inspiración para
ciertos actos litúrgicos. En la exposición son varias las piezas consagradas
al cocodrilo, ya se ha hablado del papel del reptil dentro de la mística
egipcia, no obstante, quisiera comentar que hay una figura especialmente
curiosa, una barca en forma de este animal, elaborada en cerámica.
Lleva en su interior al difunto que viaja al Más Allá, acompañado de
diminutas figurillas que simulan momias y que fungen como remeros de la travesía
funeraria. Lo más significativo es que es la pieza más antigua que se conoce
cuyo tema es el cocodrilo sagrado. En ella se deposita esta concepción dual
de las cosas, el reptil representa, como ya lo señalé, la oscuridad y la
fase oculta del sol, pero, simultáneamente, hace referencia a la conexión
que este animal tiene con el sol y con el poder de renacimiento que otorga al
difunto en el Más Allá, manifestando, este objeto arcaico, la condición
misteriosa y sagrada de la muerte.
Pude
ver un par de figuras cuyo simbolismo cósmico es enorme, una está elaborada
con fayenza esmaltada de color turquesa.
Estamos ante otro de los animales de valor “dual” para la mentalidad
egipcia, el hipopótamo era, dentro de algunas tradiciones, el paradigma de la
maldad y la encarnación del mismísimo Seth, por ello, el faraón solía
salir de caza de estos animales como símbolo de fuerza y dominio sobre la
adversidad. Empero, también era visto, desde otra perspectiva, como
manifestación de la abundancia, la naturaleza, la fertilidad y la riqueza. Es
bien conocida la diosa hipopótamo Tueris, protectora de la fertilidad y la
maternidad; sus carnes eran la garantía de alimentación y prosperidad para
la familia que se encontraba bajo su protección. En el caso particular de la
figura que estamos hablando, que es un macho, notamos dibujadas en su lomo
hojas de papiro, símbolo de la fertilidad, y el color turquesa de su piel
hace referencia al efecto cromático que hacen las plantas cuando se reflejan
en el agua. En este sentido, la pieza es una expresión incuestionable de la
condición sagrada de vida que los dioses han impreso en el medio silvestre.
Esta concepción de las cosas se acentuó especialmente durante el reinado de
Ajenaton (1353-1336 a.C.), dado que este faraón revolucionario se
encargó de modificar sustancialmente la condición de aparente pluralidad de
la religión egipcia, y ordenó que se adorase
a un dios solar por encima de los demás (henoteísmo):
Atón. Las convenciones artísticas también se vieron modificadas durante el
lapso en que este rey ejerció el poder, así lo podemos ver en la iconografía
plasmada en templos, palacios, esculturas y textos, notamos variantes
sustanciales como la presencia de la familia real en conjunto alabando al dios
sol. Con lo que respecta a la naturaleza “A través de las escenas bucólicas,
el arte egipcio pretendía evidenciar la presencia terrenal de Dios. La fauna
del desierto y el campo con flores y cereales, pájaros en el aire y peces en
el agua expresan directamente la existencia de Dios.”
Es, sin lugar a dudas, la manifestación de un principio cosmogónico
articulador de entes.
La
otra pieza en cuestión es una ranita elaborada en cristal de roca,
el batracio tiene una significación muy extensa dentro de la teología
antigua, parte de la cual ya se apuntó arriba. Esta estatuilla en particular
es especial por el material con el que se hizo, dado que su transparencia la
conecta directamente con el principio cosmogónico del agua, ya sea el Nilo,
ya las aguas eternas del Océano Primigenio. Es la evidencia de adscripción a
una de tantas teologías que existían en el antiguo Egipto, cada una de ellas
obedecía a un principio ordenador distinto, cada una se consolidaba en torno
energías específicas. Existía una orientada por el aire,
otra por el pensamiento creador que se estableció por medio del verbo, y una
tercera, como puede verse, por el agua.
ت.
Ontología y conocimiento.
Si
algún sacerdote egipcio leyera las cosas que se escriben sobre su cultura, en
algunas ocasiones, se sentiría ofendido por la manera tan superficial en la
que nos aproximamos a su forma de vivir, de creer y de pensar. En el presente
apartado me valdré de conceptos occidentales para hablar acerca de uno de los
mecanismos de interpretación de la realidad de la que hacían uso los
antiguos. En primera instancia hemos de entender que para ellos un proceso podía
ser comprendido de varias formas, su causalidad podía provenir de diversas
fuentes, y era factible que entre ellas existiera cierta condición de
contradicción o hasta exclusión, no obstante, y esto es lo que violenta
nuestra “lógica”, podían ser todas válidas de manera simultánea. “El
mundo moderno se encuentra dominado por la tendencia hacia la disyuntiva,
hacia el dilema (esto o eso) que necesita descartar una de las alternativas
posibles. En el antiguo Egipto, sin embargo, regía el pensamiento yuxtapuesto
o copulativo (esto y eso) que admite más de una sola posibilidad.”
¿Por qué crecen las plantas en suelo egipcio? Porque del sol emana magia y
vida, porque las semillas germinan y cumplen un proceso natural, por la acción
del dios Osiris, que entre sus muchas funciones se encuentra la de ser
protector de las cosechas y la tierra, y por la acción mística del Nilo que
actúa, junto con el sol, como uno de los dadores de vida más importantes de
la nación. Todas estas explicaciones son válidas, para la mentalidad
egipcia, de manera simultánea. En este sentido la interpretación del Ser se
reviste de elementos distintos a los nuestros, cuando los egipcios se
preguntaban ¿cómo conocemos? La respuesta los remitía a definir la esencia
de las cosas, la interacción de los entes dentro de la realidad y, a trazar
un plano complejísimo en donde diversas investigaciones filosóficas se
entremezclaban, hoy en día las denominaríamos “áreas” de la filosofía
(metafísica, ontología, epistemología) o ciencias. Es muy posible que en
este esfuerzo por definir los distintos “orígenes” de las cosas, los
egipcios no hicieran otra cosa más que definir el entorno de aquello que se
investigaba, de plantear que los seres y las cosas están insertos en un
contexto, más que permanecer independiente de éste; es posible que sintieran
una inquietud muy grande por explorar el medio más que buscar respuestas
sencillas y rápidas. Respecto a este particular hay un comentario que
ilustrará lo señalado: “El arte plástico resuelve la presentación de la
realidad sintetizando el aspecto frontal y de perfil de los seres y plasmándolos
en una sola figura. De este modo, es capaz de ofrecer una imagen mucho más
completa que la que una fotografía puede llegar a reproducir. A través de
esta simulación tridimensional lograda con la combinación de las partes
visibles y no visibles del motivo retratado se consigue reflejar una realidad
virtual de manera dualista.”
Aquello en lo que los antiguos fijaban su atención era el producto, expresado
en nuestras palabras, de la contradicción, para ellos era resultado de la
interacción de diversos planos de existencia que se conjugaban. Por tal
motivo en Egipto el dualismo era tan socorrido: Bajo y Alto Egipto, Mundo de
los Muertos y Mundo de los Vivos, Noche y Día, Cuerpo y Alma, Macho y Hembra,
Dios y Diosa, etc..... Modos para investigar el Ser: de donde brota, cómo
interactúa con el nicho que lo soporta; estudios que conducían al
conocimiento de la esencia de la Realidad.
ث.
Historiografía
Una
de las notas que hace al occidental sentirse orgulloso de su historia científica
es la objetividad, o al menos la tendencia a ella, para determinar
acontecimientos y fechas; curiosamente se descalifican otros modos de
construir la historia aludiendo a su poca precisión y fiabilidad. No es mi
intención sostener que los egipcios tenían una historia con las características
de la nuestra, y quizá no les interesaba tenerla, lo importante que hay que
comentar es que sí tenían una inquietud muy marcada por registrar con gran
precisión nombres y acontecimientos, es posible que no lo hicieran muy sistemáticamente
y más que todo buscaban conformar una tradición mística que evidenciara la
presencia del pueblo “amado por los dioses” dentro de la tierra y que, el
día del juicio universal, según lo manejaban algunas teologías antiguas,
los inmortales tuvieran elementos para valorar los actos de sus hijos
predilectos. Ese deseo por registrar concienzudamente las cosas podemos
encontrarlo en tumbas, estelas de palacios, papiros de diversa clase o
inventarios. Hemos de decir que no siempre se tendía a la verdad factual en
lo plasmado y que se exageraba no en pocos casos, principalmente en cuestiones
genealógicas o en la datación antiquísima de ciertas estirpes. Existen
ejemplos de ello dentro de la exposición, uno de los más significativos es
un árbol genealógico de un sacerdote llamado Ankhefensekhmet en donde se
hace datar su linaje a ¡60 generaciones atrás! Para dar veracidad a los
datos vertidos se hablan de algunos faraones que gobernaron durante algunas
generaciones de sus antepasado así como el servicio que éstos prestaron a
los soberanos.
Curiosamente la biografía era incorporada a la historia sagrada de un pueblo
sagrado entero. Mientras más ilustres eran los hijos de Egipto, mayor
trascendencia adquiría el pueblo en su conjunto. En este caso se encuentran:
i) Estatua cuboidal del sacerdote Bekenkhons,
en cuya parte frontal se describe la historia personal de este hombre quien
pasó de ser militar a convertirse en un sacerdote tan importante que se le
concedió el cargo de Sumo Sacerdote de Amón en Karnak, durante el reinado de
Ramsés II. ii) Estatua cuboidal de Senenmut
que muestra a un sacerdote sentado con las piernas encogidas y entre la cabeza
del personaje y sus rodillas se encuentra la cabecita de la princesa Nofru-Ra,
de quien fue tutor. Senenmut ostentó varios cargos de especial relevancia
entre los que se encuentran: Mayordomo de la Reina Hatshepsut y Jefe de
Construcción de su tumba en Deir el-Bahari. iii) Estela del visir Rahotep,
en ella se representa al funcionario manifestando su lealtad al faraón Ramsés
II: “Loa a ti, Ramsés, oh gran dios, que escuchas los rezos de la
humanidad.”
iv) Estela con frontispicio piramidal de Seba
, gracias a esta pieza podemos percatarnos de algunos aspectos de la vida
sacerdotal en el antiguo Egipto. Seba quien era Escriba del Tesoro del Dios
Ptah y Escriba de la Contabilidad de Ofendas del Dios Ptah, tenía a su cargo
la administración y registro de las propiedades del templo consagrado a este
inmortal. v) Vértice piramidal de Neb-Ra,
en él se habla de los ritos funerarios con los que se enterró a Neb-Ra,
funcionario del templo de Atón en Tell el-Amarna durante el reinado de
Ajenaton. Gracias a las inscripciones es posible ver que los ritos
vinculados con la muerte no cambiaron significativamente durante el reinado
del faraón sol. Estos son algunos de los muchos casos en los que, mediante la
historia personal de un individuo, puede llegar a comprenderse la historia
colectiva de un pueblo. Mediante el estudio de este tipo de registros es
posible percatarse que en el esfuerzo historiográfico de los antiguos por
“registrarlo todo” estaba implícita una filosofía de la historia en
donde se trazaba, mediante fechas, nombres y lugares, la línea de la vida de
un pueblo sin tiempo a quien le pertenecía exclusivamente la revelación
divina y cuyo destino era el encontrarse con los directores de su destino: los
dioses. Conceptos tales como la evolución, la renovación tecnológica o la
democracia nada valían para ellos; por el contrario, la antigüedad como
rasgo de calidad de sus actos, tradiciones y personajes más importantes era
un aspecto que los hacía apegarse a lo sagrado. Así, pues, era la forma en
que los egipcios daban sentido a su presencia colectiva dentro del mundo.
OBSERVACIONES
FINALES.
Es
importante extirpar de nuestras mentes una serie de prejuicios historiográficos
para la conformación de un recuento serio de las ideas del hombre. Es
significativo que en México, un país en el que tanto se habla de las etnias
y grupos prehispánicos no existan más de dos centros de investigación, en
todo el territorio, en donde se cultive la historia de la filosofía de
aquellos. Nunca he sabido que una universidad mexicana imparta una asignatura
como Filosofía Maya, por ejemplo. Si así se le ignora de manera categórica
a lo propio, teniendo los recursos materiales para emprender una verdadera
cruzada educativa, ¿Qué puede esperarse del pensamiento egipcio? En nuestro
país hacen falta egiptólogos, al igual que especialistas en muchas otras áreas.
Empero, la formación de personal académico en este renglón mejoraría
significativamente la enseñanza de temas vinculados con Roma y Grecia.
Personalmente he sido testigo de un par de casos en el que jóvenes
estudiantes tienen un apasionado interés por los egipcios y deben reprimirlo
por ser casi imposible obtener una beca para ir a estudiar a otros países. Y
aún si lo logran ¿Podrían laborar en alguna universidad mexicana? La
exposición egipcia puso de manifiesto el hambre de conocimiento que tienen
muchas personas; es importante señalar que un pequeño porcentaje de los
asistentes acudieron con interés científico legítimo, buscando saber más
de una nación muy antigua y no tratando de encontrar la relación entre los
faraones y los extraterrestres.... De entre esos espíritus inquietos no todos
eran académicos, con ello puede verse una iniciativa real por instruirse,
este es el tipo de necesidades que hay que cubrir con generosidad. No es la
primera vez que vienen a México exposiciones de gran envergadura, ya antes
tuvimos por aquí pinturas de la escuela flamenca, objetos personales de
Alexander von Humboldt o piezas arqueológicas de la Magna Grecia; por
desgracia no se producen libros o videos que se difundan por todo el
territorio mexicano para que más ciudadanos tengan acceso a tales piezas.
Para quien no tenga muy clara la geografía de México he de decirle que la
capital, México D.F., se encuentra en el centro, quienes viven en el extremo
sur han de viajar entre 1000 y 1300 kms. para llegar a la “Ciudad de los
Palacios”, como la bautizara von Humboldt. Quienes vivimos al norte debemos
emprender una travesía similar. A pesar de los esfuerzos de algunas
autoridades por fortalecer la cultura de los mexicanos es materialmente
imposible para muchos trasladarse hasta un punto tan distante, una solución
sería, como ya se dijo, difundir por medios accesibles a todos el
conocimiento precioso que viene de otros países. El otro es descentralizar la
cultura, ciertamente en otras ciudades que no son la capital no existe la
infraestructura para darle cabida a exposiciones tan importantes, sería muy
conveniente trabajar en este sentido. De cualquier forma he de confesar que
las imágenes de la exposición me las llevaré conmigo hasta la Sala de las
dos Maat, fue una experiencia inolvidable.
Sobre
esta exposición se ha hecho un libro: O
KOSMOS THS AIGUPTOU, STO
EQNIKO ARCALOGIKO
MOUSEIO Upourgeio
Polistismou Ellhniko Tmhma. Aqhna,
1995. [Edición
bilingüe griego contemporáneo-inglés, traducción de Alexandra Doumas].
Sugiero la referencia para el interesado.
El interesado en investigar más sobre el pensamiento filosófico egipcio
puede recurrir a varias fuentes elementales de información: 1) Bernal
Martín: Atenea Negra. Las raíces afroasiáticas
de la civilización clásica. Crítica. Barcelona, 1993. [
Traducción de Teófilo de Lozoya ], 2) Frankfort, H.A. Wilson J.A.,
Jacobsen T.: El
pensamiento prefilosófico I, Egipto y Mesopotamia. F.C.E. México,
1993. [ Traducción de Elí de Gortari], 3) Herodoto:
Historias, II. Consejo
Superior de Investigaciones Científicas. Barcelona, 1971. [Edición
Bilingüe griego-castellano, traducción de Jaime Berenguer Amenós ], 4)
Parain Brice: Historia de la Filosofía I, el pensamiento prefilosófico
y oriental (Egipto, Mesopotamia, Palestina, India, China). Siglo
XXI. México, 1971. [Traducción de María Esther Benítez, Santos Juliá,
Gregorio Morán y Román Oria]. 5) Porfirio: Sobre la abstinencia. Gredos. Madrid, 1994. [Traducción de
Miguel Períago Lorente], y del mismo autor 6)Vida de Pitágoras/
Argonáuticas Órficas/ Himnos órficos.
Gredos. Madrid, 1987. [ Traducción de Miguel Períago Lorente]. De mi
autoría “Propuesta para un curso de Filosofía Antigua” www.lacavernadeplaton.com,
enero de 2004 y Poesía, Filosofía y Sabiduría CONACULTA-ICHICULT,
Chihuahua, 2005.