Hoy, la vida se ha replegado sobre mi hombro;

no pensé verlo tan pronto, tan cerca, aquí.

Lo he visto a mi llegada, y a mi paso

por la sagrada tierra de mi fantasía

parecía jugar con la cruda piedra que

la sal imparte vida.

Qué digo sal, cuán lejos del mar y lo salobre

si apenas diviso el majestuoso triángulo

de aguas verdes y estrepitosas que se quieren

llevar mi negra tierra de recuerdos.

Lo he visto a mi paso por las tierras del norte,

y la alegría ha recorrido mi cuerpo, como si

el día del abrazo entre mi padre Ra y mi

alma beatificada hubiese llegado.

No había tenido nunca tan cerca tanta

agua corriendo de mi encuentro hacia los

tupidos papiros que crecen allá, al

principio de toda la vida.

Lo he visto a mi vuelta, y aunque solo

en sueños la comparación baldía de lo

real contemplado ataca mis sentimientos,

hoy lo he visto, y me ha devuelto la vida... el Nilo.